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Introducción
Cada vez que hay una elección, el asunto de la inmigración reaparece para el votante estadounidense y con la crisis en la frontera, este asunto obtuvo aún más atención en la corriente dominante. Pero para los inmigrantes indocumentados, la política de inmigración es más que un tema actual; es algo que impacta en sus vidas cotidianas.
Este proyecto es importante para mi porque soy la hija de inmigrantes y cada vez estoy más decepcionada por las promesas falsas que los políticos le hacen a mi comunidad. Además, este proyecto es especial porque pude ponerle un poco de mi al entrevistar a mi papá. Mi esperanza es que esta serie nos brinde claridad e inspire a que la gente siempre preste atención a cómo las leyes afectan a las personas más marginalizadas, sin importar quien está en la Casa Blanca.
De Indocumentado a Ciudadano
Muchos se sorprenden al enterarse que en el 1986, el Presidente Republicano Ronald Reagan firmó la ley de reforma inmigratoria posiblemente más ventajosa en la historia estadounidense. El Decreto Simpson-Mazzoli del 1986 le dio un camino a la ciudadanía a casi 3 millones de inmigrantes sin documentos, siendo unos de ellos mi papá.
Juan Castellanos nació en México y se vino a los Estados Unidos en los 80 cuando tenía 17 años. Como muchos en su situación, tenía que trabajar para aportar a su familia que se quedó en México.
“En ese tiempo, como muchísimos de nosotros llegábamos indocumentados, sin papeles, a trabajar, a buscar un futuro mejor para ayudar a nuestras familias, a nuestros padres y hermanos que tenía muchos hermanitos y hermanitas chiquitos.”
Aún con la esperanza de una vida mejor, había muchas dificultades para los inmigrantes indocumentados en esos tiempos, incluyendo la amenaza de la deportación.
“Yo recuerdo que estábamos esperando al bus para ir a trabajar, y empezamos a escuchar que había redadas de inmigración. Entonces estaba Ronald Reagan de Presidente, y había redadas por todas las calles, en los camiones, en el transporte público.”
El miedo a la deportación era tan fuerte que Juan prefería caminar 3 horas para ir a trabajar que tomar el transporte público.
“Había mucho miedo, no queríamos salir ni a comprar la comida, no queríamos ni siquiera agarrar el transporte público, teníamos miedo de ir a trabajar, no teníamos opciones. Solamente salía a trabajar, a la casa, de la casa al trabajo y a comprar lo más necesario. Nada más.”
Juan recuerda que fue en esos tiempos cuando se rumoraba que el Presidente Reagan quería firmar una ley que le daría un estatus legal.
“Estuve trabajando en Houston en la construcción y en el 85 u 86, me dí cuenta que se había aprobado la amnistía. Entonces ahí mi patrón, Frank Crawford, -Americano- fue él que me dijo y me ayudó con el proceso de la amnistía.”
Si no fuera por Frank- admite Juan- no hubiera aplicado. “Él me animó mucho, nos animó mucho a todos, porque yo tenía mucho miedo de que eso no fuera verdad y que fuera una trampa.”
Tardó 8 meses para que le llegara su estatus de residente temporal y aunque no estaba totalmente convencido de que fuera válido, su estatus oficial tuvo impactos positivos incalculables en su vida.
“Empecé a trabajar más, empecé a salir más. Salimos ya a divertirnos a tener una vida más normal, a tener más amistades, también las personas empezábamos a ir a la escuela.”
Con esta ley, Juan pasó de ser inmigrante indocumentado a ser un ciudadano naturalizado.
“Ya me siento un ciudadano de este país, me siento una persona libre, siento que estoy contribuyendo a este país enormemente, como a México.”
Lea el primer artículo de la serie, “La Administración de Reagan: Reforma Duradera”
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[…] Castellanos, un inmigrante mexicano que se benefició de la amnistía de Reagan en 1986 reflexiona sobre la cultura política actual. Tiene la esperanza de que Biden proporcione […]